El manejo adecuado de los pensamientos y las emociones es
fundamental para lograr no solo una vida saludable, sino para tomar las mejores
decisiones.
El poderoso psiquismo humano es capaz de transformar las
realidades más complejas. El pensamiento genera cambios intraorgánicos que
pueden ayudarnos si aprendemos a manejar nuestro pensamiento y nuestras emociones. Actualmente se estudia como las emociones y pensamientos modifican nuestra genética, lo cual nos brinda potencialidades inimaginables. Inclusive, si no
tenemos consciencia de tal poder, este actúa. En nuestra civilización, basada
en el miedo y la angustia, el poder de la mente tiende a deteriorarnos, ya que estamos
movidos por pensamientos que podemos llamar negativos y apocalípticos. ¿Cómo funciona este
poder?
Los pensamientos, son ideas abstractas representadas en
imágenes y palabras. Cuando construimos estas imágenes se activa la producción
de hormonas del sistema endocrino, y neurotransmisores del sistema nervioso,
que nos hacen percibir emociones. Cuando tenemos pensamientos e imágenes que
podemos llamar negativos, que nos generan miedo y estrés, por ejemplo, malas
noticias que nos hacen sentir un estado de peligro, nuestro sistema endocrino
libera adrenalina, noradrenalina y cortisol. Estas sustancias activan el cuerpo
para actuar ante alguna situación de emergencia. Por ejemplo, si sentimos
rabia, el cuerpo se activa para defenderse violentamente. La sangre se dirige a
las extremidades para poder correr y golpear con fuerza, retirándose del
sistema digestivo, lo que genera que tengamos una mala digestión. Las venas y
arterias se contraen para aumentar la fuerza del torrente sanguíneo y el
corazón bombea con más fuerza, ya que nos preparamos para realizar actividades
violentas, con el fin de sobrevivir.
El problema es que en el mundo contemporáneo, no nos enfrentamos
a situaciones de peligro como un tigre en la selva, sino a ideas más
abstractas; en su mayoría, estas ideas son interpretaciones negativas de
situaciones cotidianas, pero que no exigen realizar actividades violentas para
la supervivencia. Sin embargo, el cuerpo reacciona igual que en la selva. Estas
sustancias deben ser drenadas a través de la actividad física; pero en nuestro
mundo complejo, no lo hacemos. Entonces, estos neurotransmisores y hormonas de
la agresión, empiezan a deteriorar nuestro organismo y esta situación permanente pude llegar a generar cambios incluso a nivel genéticos. Así mismo, nos nubla el
pensamiento, ya que los cerebros racional y afectivo se bloquean,
manteniéndonos en estado de alerta y agresión. En este estado, que
paulatinamente nos lleva a lo que los
especialistas llaman distrés, las
decisiones que podríamos tomar, no serán las más adecuadas, ya que estamos bajo
una intensa presión que nos va deteriorando (Ver video del Dr. Joe
Dispenza hablando sobre el tema).
Lo antes descrito, va generando un círculo vicioso que nos
mantiene en un estado de presión, que va generando:
-Problemas metabólicos: mala absorción de nutrientes, mala
digestión, colon irritable, estreñimiento, entre otros.
-Deterioro cognitivo: problemas de memoria, irritabilidad,
depresión, entre otros.
-Problemas cardiovasculares: problemas de tensión arterial,
circulación, etc.
-Problemas inmunológicos: deterioro del sistema de defensas,
enfermedades autoinmunes.
¿Cómo utilizar el poder de la mente a nuestro favor?
Considerando lo antes explicado, debemos manejar muy bien
nuestras emociones y pensamientos y en realidad es algo relativamente sencillo. Para ello hay muchas herramientas y
técnicas. Busca la que más te ayude y con la que mejor te conectes. Sin
embargo, ten consciencia del poder de la mente y procura:
-mantener un estado optimista a pesar de las dificultades,
-juntarte con gente optimista y proactiva
-cuidar tu palabra; recuerda que es sagrada y creadora
-no enfrascarse en la crítica ni en la queja
-cultivar el buen humor y la esperanza.
Siguiendo estas sencillas recomendaciones comenzamos a transformar nuestra vida y salud
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