Es así que también podemos diferenciar otros dos conceptos que son dolor físico y sufrimiento psicológico.
Hay quienes curan
sus síntomas, pero no sanan, porque aquello que ha originado el problema desde
un punto de vista de sistema de creencias, emociones y espiritualidad se
mantiene ahí, intacto. Entonces tarde o temprano surge nuevamente lo mismo u
otra enfermedad física. Por ejemplo, por malos hábitos de consumo o por vivir
amargados o tristes o sin esperanza.
Pero también hay
quienes no curan su cuerpo físico, pero en su proceso logran una sanación
espiritual: familias que se reencuentra, una ola de amor y compasión gira en
torno a un proceso, surge el perdón, el liberarse de culpas u odios, y así,
cada quien experimenta en sí su proceso y genera una onda expansiva.
Por ello, la sanación se da cuando encontramos sentido a la vida, a la muerte y a la enfermedad y conseguimos la paz, lo cual redunda en un equilibrio y liberación de hormonas como endorfinas y oxitocinas que son sanadoras y detienen la producción excesiva de hormonas del estrés y el sufrimiento. Todo esto nos ayuda a regresar al equilibrio y experimentamos paz, o un encuentro con la vida incluso al final de ella.
Recuerda que lo único seguro es que la vida en este cuerpo es finito.
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