La inimaginable relación entre alimentación y emoción


Hasta hace pocos años, la relación de la alimentación y los estados anímicos era poco estudiada y considerada en la terapéutica y la educación. Era un tema más asociado a enfoques ancestrales y alternativos. Esto ha sido así ya que el enfoque occidental convencional fragmenta el conocimiento de forma muy radical, lo que genera una visión parcializada e insuficiente de la realidad y la salud.
En los sistemas educativos no se trabaja este tema, y los psicólogos y médicos convencionales tratan estos temas de forma separada.
Sin embargo, múltiples enfoques alternativos y ancestrales lo manejan desde hace cientos de años y en la actualidad, el mundo científico ha comenzado a estudiarlo y reconocerlo. Esto ha permitido que en todo el planeta se impulsen nuevas visiones holísticas que nos permiten entender y trabajar con esta relación tan extraordinaria.

El problema de los alimentos refinados
En la mitad del siglo XX se desarrollaron industrias alimentarias globales que se han expandido en todo el planeta. Estas manejan procesos y tecnologías increíbles que han permitido grandes avances como almacenar por más tiempo los alimentos, darle sabores, olores y texturas novedosos, entre muchos otros efectos. Sin embargo, esto tiene consecuencias incluso a nivel psicoafectivo.

Los aditivos sintéticos
Por un lado, los más de 40.000 sustancias sintéticas usadas de manera indiscriminada e incorporada en nuestro organismo, puede generar impactos en las emociones. 
Por ejemplo, existen aditivos sintéticos como el yodo y el fluor, así como el factor inhibidor de la tripsina, entre otros, que puede alterar glándulas como la tiroides del sistema endocrino, lo que genera alteración de las emociones. Puede hacernos más iracundos o deprimidos.

El asunto de los estimulantes
Los estimulantes incluso naturales pueden alterar nuestras emociones. Entre los estimulantes naturales más comunes tenemos el café (por la cafeína), la teobromina (del cacao), la teína (del te). Así mismo, el consumo de azúcar blanca altera las emociones. Por ello, recomendamos su consumo moderado y sustituir por infusiones de plantas como la menta, la manzanilla, el malojillo, las flores de cayenas, entre otros. El azúcar blanca sustituirlo por papelón, azúcar morena o miel, también de forma moderada.

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El problema de los carbohidratos refinados
La serototina
La serototina es un neurotransmisor que regula los estados anímicos y que se aprovecha en el organismo gracias al consumo de carbohidratos. Cuando consumimos carbohidratos integrales, es decir, poco procesados o no procesados provenientes de frutas, cereales no refinados como arroz y maíz integrales, raíces y tubérculos, los niveles y el aprovechamiento de serotonina se mantienen estables. Sin embargo, con el consumo de carbohidratos refinados como azúcar blanca, harinas refinadas, arroz blanco, entre otros, los niveles de serotonina y su aprovechamiento es bajo, por lo que se generan estados de ansiedad, malhumor, depresión y ganas de comer más carbohidratos.

El azúcar en sangre
Así mismo, al consumir carbohidratos refinados, que han perdido nutrientes como fibras, aminoácidos (proteínas), minerales, entre otros, se convierte muy rápido en glucosa elevando los niveles intraorgánicos de azúcar de manera violenta. Esto genera que el páncreas libere insulina para reducir los niveles de azúcar en sangre elevados que son dañinos, pero esto baja demasiado el azúcar, generando decaimiento y ansiedad y ganas de comer carbohidratos. Esto va junto al problema de la serotonina.
Por ora parte, los niveles elevados de azúcar en sangre generan estrés al sistema endocrino, tanto al páncreas como explicamos antes, lo cual se constituye en un factor de riesgo en la diabetes, y también en la tiroides, que tiene un importante papel en el metabolismo. Los elevados niveles de azúcar en sangre producto del consumo de harinas y azúcar blanca, es decir, de alimentos muy procesados, genera estrés en la tiroides y es un importante factor de riesgo para sufrir de hipotiroidismo, resistencia a la insulina, entre otros padecimientos que se han expandido en la población en la medida que hemos cambiado los hábitos de consumo y hemos llenado nuestra despensa de alimentos procesados y ultraprocesados. Todos estos problemas, se comienzan a evidenciar con problemas psicoafectivos, que son de las primeras alarmas que se disparan. 

Salud intestinal y emociones
Otro elemento que se ha venido estudiando en los últimos años, pero que era muy conocido por los enfoques alternativos de salud, es el de la salud intestinal y su relación con las emociones.
Los intestinos pueden descomponer los alimentos que provienen del estómago, previamente digeridos por los jugos gástricos, gracias a la presencia de bacterias lo que se conoce como flora bacteriana. Existen muchos tipos de flora bacteriana. la constitución de dicha flora, está relacionada a la salud o a la enfermedad.
El consumo de harinas refinadas, aúcares y demás alimentos procesados, así como el exceso de lácteos y alimentos de origen animal, aunado a la gran cantidad de aditivos sintéticos que contienen, generan una flora bacteriana patógena y parásitos intestinales, que producen desechos tóxicos que son reabsorbidos por los intestinos cuando trata de absorber lo nutrientes de los alimentos digeridos. Estas toxinas pueden alterar nuestro sistema nervioso, el sistema endocrino, el sistema circulatorio, lo que lo relaciona a problemas de la tensión, hígado graso, problemas renales, problemas endocrinos, incluso se reconoce que son importantes factores de riesgo en la demencia senil, depresión, esquizofrenia, Mal de Alzheimer, entre muchos otros problemas neurológicos.
Este problema se agudiza ya que al consumir muy poca fibra en una dieta basada en alimentos procesados y ultraprocesados, aunado a una vida sedentaria, se genera estreñimiento, por lo que el organismo no puede eliminar desechos metabólicos, generando intoxicación y putrefacción, desarrollando na flora intestinal patógena.

La buena noticia
La buena noticia es que todo esto se puede prevenir y tratar de forma muy sencilla, y haciendo unos sencillos cambios de alimentación, basados en los recursos naturales disponibles y tus gustos, podrás mejorar tus estadios emocionales y tu salud en general.

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